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Bonos: qué son y por qué son una gran alternativa para invertir

Estos activos financieros que se asemejan a un préstamo común y corriente permitirán cobrar una renta periódica con el paso del tiempo.

Para proteger nuestro capital de la inflación, que actualmente se encuentra avanzando a pasos agigantados, es necesario tomar una parte de los ahorros e invertirlos de forma inteligente. En este punto, hay que armar una cartera de inversión (que es el conjunto de activos financieros que pertenece a una persona o una institución) que esté correctamente diversificada. ¿Qué significa esto? Por un lado, que todos ‘los huevos no estén en una misma canasta’ y, por el otro, que se amolde a nuestros objetivos, necesidades y horizonte temporal. Para hacerlo, como mencionamos antes, hay que incluir varios activos financieros, como los famosos bonos, de los cuales hablaremos a continuación.

Qué son los bonos

Los bonos pueden definirse como un instrumento financiero de deuda que emite una empresa pública o privada para financiarse, y que promete devolver el capital más sus intereses dentro de un plazo determinado. Dicho en otras palabras, los bonos no son más que un préstamo entre dos partes: un emisor y un receptor. Al respecto, el sitio Economypedia describe que el emisor de bono promete devolver el dinero prestado al comprador de ese bono más unos intereses fijados previamente, conocidos como cupón. Desde ese lugar es que son nombrados como instrumentos de renta fija. ¿Y qué significa esto? Que más allá de cómo le vaya a la organización que haya emitido ese bono, el inversor tiene la seguridad de que una vez cumplido el período previamente acordado, recibirá el interés fijo al que se comprometió la empresa emisora. Veámoslo con un ejemplo sencillo. Por ejemplo, imaginemos una empresa o gobierno que necesita dinero para avanzar con sus proyectos, como la construcción de una fábrica o el desarrollo de un nuevo hospital.

Una de las formas de recaudar el capital (dinero) necesario es pidiéndolo prestado a cambio de un interés. Para esto, se crea un título de deuda (bono) que dice cuánto dinero necesita la organización, qué ganancia pagará a cambio y cuándo devolverá el total.

Con esta información, el inversor (prestamista) decide si opta o no por darle dinero a la empresa o gobierno que lo esté solicitando. La particularidad de los bonos es que se negocian (emiten, compran y venden) a través del mercado de capitales, un ámbito completamente regulado, seguro y eficaz.

Qué tipos de bonos existen

Actualmente, existen muchos tipos de bonos, ya que las necesidades de los inversores varían constantemente. No obstante, se pueden clasificar en dos tipos: Bonos de interés fijo: estos bonos distribuyen una renta ya establecida entre las partes, como, por ejemplo, un 5% anual. Bonos de interés variable: a su vez, estos bonos reparten un interés que varía en base a ciertos factores. Un caso típico es el de los bonos ligados a la inflación, cuya ganancia es lo que avance un índice de precios al consumidor (no se sabe cuánto crecerá, por eso es variable). Bonos cupón cero: esta clase de activos se caracteriza por no distribuir un interés. Simplemente se compra “con descuento” y la ganancia nace de la diferencia de precios entre el de adquisición y el que se recibirá al final del periodo.

Principales características de los bonos

Prácticamente todos los bonos que se comercializan actualmente en los diferentes mercados del mundo comparten una serie de características: Renta fija: Al ser un préstamo entre partes, se saben todas las condiciones de antemano, como cuánto dinero se pagará al final del periodo, cuál será la tasa de interés, si las rentas serán mensuales, trimestrales, semestrales o anuales, etc. Baja volatilidad: como los flujos de fondos (los pagos de intereses) ya están establecidos, su cotización en los mercados no varía tan violentamente como puede suceder con las acciones, por ejemplo. Variedad: hoy en día, existen millones de bonos, y pueden ser muy diferentes entre sí. Hay de corto, mediano y largo plazo; de interés fijo, variable o cupón cero; públicos o privados; de alto rendimiento o de bajo rendimiento, y un largo etcétera.

Los riesgos de los bonos

Si bien los bonos son activos financieros cuya ganancia está pactada, no están exentos de riesgo. Es importante tener en cuenta que, en finanzas, si hay recompensa, hay riesgo. Riesgo de emisor: este riesgo hace referencia al peligro de que el emisor del bono (empresa, gobierno u otra organización) no cumpla con lo pactado y decida reestructurar la deuda, cambiar las condiciones o directamente no pagar (default). A mayor riesgo, mayor será la potencial recompensa, y viceversa. Por este motivo, los bonos del Estado argentino rinden mucho, porque el mercado teme que se reestructuren. Riesgo de precio: en tanto, el riesgo de precio consiste en el riesgo de que la cotización del bono en el mercado fluctúe de forma tal que afecte a nuestro capital. Si mantenemos el bono hasta su vencimiento, este riesgo no debería importarnos, pero en el camino pueden surgir necesidades que nos obliguen a vender la tenencia, y aquí sí cobra relevancia.

Por qué los bonos son una buena opción de inversión

Aunque no existen activos financieros ideales para todo el mundo y/o en toda clase de circunstancias, lo cierto es que los bonos suelen ser una gran opción de inversión. El motivo es sencillo: nos permiten transformar nuestro dinero líquido (que solo pierde poder adquisitivo) en algo que genera intereses y no fluctúa tanto de precio. Muchos inversores logran armar portafolios solo con bonos para cobrar rentas periódicas mes tras mes, y con muy poco riesgo.